Perder a los que queremos
es una pequeña muerte propia,
en las noches el dolor se hace más visible,
solo queda uno en silencio,
frente a frente con la propia mente,
que solo vocifera pensamientos de bajón.
Se dice que hay que seguir adelante,
pero no es fácil.
El enemigo llama a la puerta más que nunca,
y todo se amontona como en una gran bola de nieve.
Tratar de seguir soportando.
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