Pero revivirán tus muertos, sus cadáveres
resucitarán. Despertaos, exaltad a los que yacéis en el polvo; porque tu rocío es rocío de luz, y el país de las sombras dará a luz.
Anda, pueblo mío, entra en tus celdas y cierra las puertas
tras de ti; escóndete un instante hasta que pase la cólera.
Isaías 26:19-20
Epidemia le dicen.
Otros, oportunidad.
Yo, apocalipsis.
Perdición y emoción juntas.
Masacre y muerte.
Putrefacción y resurrección.
El infierno y el cielo nos abandonaron.
Ni dioses, tampoco demonios.
El hombre tendrá que resistir.
La guerra empezó hace siglos.
El fuego se apagó.
La carne su mangar.
La munición nuestra respuesta.
Mis manos tiemblan.
Mi revolver no.
Sin oportunidad nos quedaremos.
Ellos ganaran.
Sin esperanza.
Sin valor.
La guerra de los abandonados llego.
La munición escasea.
Las armas blancas son mi cruz.
El fuego se volverá a prender.
Sin espera llegara.
Y a los abandonados purificara.
Y el diablo y dios, volverán.
Abandonaremos el purgatorio.
El infierno sin lugar se quedó.
Y el cielo se completó.
Una resistencia crecerá.
Furia en sus ojos crece.
Y en los nuestros, sed de muerte.
La guerra comenzó.
Sin enterarnos, nuestro dios se marchó.
Y su diablo llego.
Pero eso, no nos frenó.
Su diablo caerá.
Nuestro dios caerá.
Ellos caen.
Nosotros, abandonados hasta el final.
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