Un cigarro que no acaba.
Un trago fuerte que no pasa.
Con una luz opaca.
Mi cuarto se apaga.
El frio se suma a mi vida.
Mi alma negra se ve desde el exterior.
Pensando en mi vida con un arma blanca en mi mano.
Algunos errores me gustaron cometerlos.
No le tengo miedo a tu presencia en mi calle.
La luz tenue de la vereda, ilumina tu rostro sin alma.
Te veo en tonos grisáceos.
Líquido chorreante, desciende de tu cuero cabelludo.
Rojo tenía que ser.
Mi color preferido.
Lo he arruinado mi amor.
Me llevaste a hacerlo.
Me he terminado el trago.
El cigarro se hace cenizas.
Tú desapareces.
La risa me sale de la nada, sin razón alguna.
Siempre me sentí culpable.
Es muy jodido llevar mi vida.
No existe nada más en mí.
Fantasmas que veo pasar por aquel bar.
Esa esquina me llama a las tres de la mañana.
Otro trago que llevo a mi boca, llena de humo de tabaco.
Mi alma negra ya no es de nadie.
Pero te perteneció.
Y te la llevaste, preciosa, por favor saluda antes de volver a irte.
La locura se va, pero siempre vuelve sin avisar.
Siempre una zorra llega a mi corazón.
Que me lastima más y más.
El ruido que sale de la calle me matara.
Sin marcas.
Me voy a destruir por dentro.
Dios me recibirá en sus brazos desnudos.
Las puertas del paraíso se me abrirán.
Mi cielo rojo y con fuego.
Mi dios con cuernos y sin alma.
Mi último suspiro me llama a rematar.
Con mi último cigarro me marcho de mi habitación.
Este lugar colmo mi cabeza ya.
De qué sirve estar acá cuando ya no hay más licor en mi vaso.
Me prendo el último cigarro de mi ciudad.
El fuego de mi casa lo ayudo.
El humo llego.
Mis pulmones se llenaron de mareos y risas.
El caos se escucha a la vuelta más oscura de mi calle.
Los gritos de hambre reclamando carne y sangre.
Mi pasillo todo vallado y ensangrentado.
Sé que dije sin daños en mi exterior.
Pero me canse de hacerle caso a la vida.
Uno muere como quiere en este mundo sin almas.
Me lanzo a correr y las puertas se abren.
Hordas de hambrientos que desean mi carne como yo un buen trago.
La boca del ascensor está abierta.
Yo fui el asesino de la humanidad.
Mis sueños todos muertos por mis manos.
Salto a lo fondo profundo y oscuro.
Me dejo caer quince pisos.
Mi alma se separa, mi cigarro se apaga.
Como una cascada de cuerpos caemos.
Jugué a ser dios y me salió mal.
Eliminar a toda la raza humana en siete días.
PISO DIEZ
Fui un genio.
PISO NUEVE
Fui un asesino.
PISO OCHO
Fui en creador.
PISO SIETE
Fui el sueño de muchos.
PISO SEIS
El deseo de otros.
PISO CINCO
Fui la creación del fin.
PISO CUATRO
Fui quien critico todo lo posible en la vida.
PISO TRES
Fui yo.
PISO DOS
Fui quien culpo a los demás.
PISO UNO
Fui Dios.
Un trago fuerte que no pasa.
Con una luz opaca.
Mi cuarto se apaga.
El frio se suma a mi vida.
Mi alma negra se ve desde el exterior.
Pensando en mi vida con un arma blanca en mi mano.
Algunos errores me gustaron cometerlos.
No le tengo miedo a tu presencia en mi calle.
La luz tenue de la vereda, ilumina tu rostro sin alma.
Te veo en tonos grisáceos.
Líquido chorreante, desciende de tu cuero cabelludo.
Rojo tenía que ser.
Mi color preferido.
Lo he arruinado mi amor.
Me llevaste a hacerlo.
Me he terminado el trago.
El cigarro se hace cenizas.
Tú desapareces.
La risa me sale de la nada, sin razón alguna.
Siempre me sentí culpable.
Es muy jodido llevar mi vida.
No existe nada más en mí.
Fantasmas que veo pasar por aquel bar.
Esa esquina me llama a las tres de la mañana.
Otro trago que llevo a mi boca, llena de humo de tabaco.
Mi alma negra ya no es de nadie.
Pero te perteneció.
Y te la llevaste, preciosa, por favor saluda antes de volver a irte.
La locura se va, pero siempre vuelve sin avisar.
Siempre una zorra llega a mi corazón.
Que me lastima más y más.
El ruido que sale de la calle me matara.
Sin marcas.
Me voy a destruir por dentro.
Dios me recibirá en sus brazos desnudos.
Las puertas del paraíso se me abrirán.
Mi cielo rojo y con fuego.
Mi dios con cuernos y sin alma.
Mi último suspiro me llama a rematar.
Con mi último cigarro me marcho de mi habitación.
Este lugar colmo mi cabeza ya.
De qué sirve estar acá cuando ya no hay más licor en mi vaso.
Me prendo el último cigarro de mi ciudad.
El fuego de mi casa lo ayudo.
El humo llego.
Mis pulmones se llenaron de mareos y risas.
El caos se escucha a la vuelta más oscura de mi calle.
Los gritos de hambre reclamando carne y sangre.
Mi pasillo todo vallado y ensangrentado.
Sé que dije sin daños en mi exterior.
Pero me canse de hacerle caso a la vida.
Uno muere como quiere en este mundo sin almas.
Me lanzo a correr y las puertas se abren.
Hordas de hambrientos que desean mi carne como yo un buen trago.
La boca del ascensor está abierta.
Yo fui el asesino de la humanidad.
Mis sueños todos muertos por mis manos.
Salto a lo fondo profundo y oscuro.
Me dejo caer quince pisos.
Mi alma se separa, mi cigarro se apaga.
Como una cascada de cuerpos caemos.
Jugué a ser dios y me salió mal.
Eliminar a toda la raza humana en siete días.
PISO DIEZ
Fui un genio.
PISO NUEVE
Fui un asesino.
PISO OCHO
Fui en creador.
PISO SIETE
Fui el sueño de muchos.
PISO SEIS
El deseo de otros.
PISO CINCO
Fui la creación del fin.
PISO CUATRO
Fui quien critico todo lo posible en la vida.
PISO TRES
Fui yo.
PISO DOS
Fui quien culpo a los demás.
PISO UNO
Fui Dios.
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