30 oct 2016

Víspera de todos los santos: segunda parte

-No paro de fumar, eso sí que es una jodida mierda. Continuemos otra vez en donde quedamos, déjeme prenderme otro pucho-
30 de Octubre, a la salida del boliche cientos de chicos y chicas salen gritando y asustados del lugar, la policía había llegado a la zona, el grupo de amigos de seis que ahora es un grupo de cuatro, se entera de la situación.
Drogados, borrachos, confusos y vomitando.
-Ah, que linda es la juventud, te estás divirtiendo en un boliche fumando porro y chupando sin parar mientras te chupan la verga en el baño y de repente te cortan el cuello sin saber por qué... ¿Dónde me quedé?, ah…sí-
Escena del crimen, sangre por todos lados y dos cuerpos mutilados.
-Evitemos esta parte, no me interesa contar un escena del crimen, no quiero ser como 
Canaletti y excitarme, vayamos a los cuatro pibes que faltan, pero antes, déjeme prenderme otro puchin-
Lágrimas, vómito, abrazos y sobre todo: dolor.
Eso es lo que sentían en ese momento los cuatro amigos.
-Al parecer la muerte de dos de los suyos es la mejor forma de recuperar la compostura y salir del estado de ebriedad-
La policía preguntaba a la gente del lugar si habían visto algo extraño.
Los pibes no dieron bola a eso y no quisieron cooperar, se guardaron cualquier tipo de información y se fueron para la casa de una de las chicas, a tan solo unas diez cuadras del boliche.
Relajados y llenos de preguntas, se ponen a pensar y tratar de razonar de qué carajo pasó en ese lugar.
Sin recuerdos, sin razón y con resaca, los cuatro se tiran a dormir.
Pasan las horas, la noche se aproxima, y uno de los chicos se despierta.
-Otro cigarro por favor-
Ahora son las ocho de la noche del 30 de Octubre, el barrio de Palermo está de joda nuevamente, el chico va a mear al baño, los demás duermen, la oscuridad en el departamento es intensa.
El chico empieza a notar ruidos extraños detrás de él, pero termina de mear y se mueve hacia la bañera, corre la cortina y cae tieso al suelo.
-No me pregunten porque, la verdad no sé lo que vio, pero lo que sé, es que no hubo sangre en su muerte, pero temo decir, que en la que viene si la hay, un cigarro más-
Una de las chicas se despierta por el ruido de un golpe seco contra el suelo proveniente del baño, la sale de la cama, y luego de la habitación, en la que los demás amigos seguían durmiendo,
-Me olvidaba, la chica vive en el piso 16 al frente, con balcón terraza, divino la verdad, cigarro por favor, gracias-
Al salir de la habitación, va hacia el baño, entra y ve al chico más duro que una piedra en el suelo, pálido, sin alma y con los ojos negros.
La muchacha da un grito de muerte que despierta a los otro dos.
Gritando, llorando y con dolor de cabeza empieza a decir boludeces.
“¡Por qué nos pasa esto a nosotros, no hemos hecho nada, tan solo nos drogamos nada más, tan solo tenemos sexo y nos divertimos, ¿Por qué nos castigan de esta forma!”.
Los otros dos recién despiertos tratan de calmarla, diciendo aún más boludeces.
“Tranquila boluda, calmate por favor, tan solo relajate y ve al balcón a respirar aire fresco”.
-Esa fue la boludez mas grande que pudieron haberle dicho-
La chica sale al balcón, respira hondo, saca un pucho y se lo prende, nada más.
Pasan unos minutos y no sale del balcón, los chicos van hacia ella y se preocupan.
Al verla de pie sin reacción, pasan por la puerta corrediza y la toman del hombro para verla a los ojos.
Lloraba sangre y sus ojos se habían vuelto negros, un tajo profundo en su frente hacía de su rostro una catarata de agua roja.
En shock y sin explicación, la chica llorando lanza un grito y se lanza por el balcón.
16 pisos en picada: el golpe fue tan duro en el medio de la calle que el desmembramiento del cuerpo fue inevitable.
Los restantes quedaron sin respuestas, sin preguntas, tan solo dolor de cabeza y mirando por el balcón al charco de sangre inmenso que dejó su amiga en plena calle.
Llantos, cigarros y abrazos.
-Tan solo pienso por todo lo que pasaron los pibes y lloro. 
Al recordarlo, tiemblo. Al fumar, me calmo. Ustedes no me conocen, ni saben quién les está contando la historia, pero no se preocupen, ya se enterarán. Antes de llegar al final, déjenme sacar un cigarro más-

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